Las pequeñas manchitas de pintura
Soy una creación maravillosa, y por eso te doy gracias. Todo lo que haces es maravilloso, ¡de eso estoy bien seguro! (Salmos 139:14 TLA)
Cuando la vida de un seguidor de Jesús sigue por el cauce que Jesús quiere, cobra una extraordinaria belleza. Ser cristiano y mantener una relación con Dios debería ser algo que impregne nuestras experiencias cotidianas, se integra a nuestras decisiones y da color a nuestra percepción de nosotros mismos, de los demás y de la vida misma.
Al igual que un bello cuadro, la gloria más grande de un cristiano consta de un sinnúmero de pequeños componentes. Las pequeñas manchitas de pintura que parecen insignificantes cuando las miramos de cerca cobran una belleza pasmosa cuando se contemplan en su totalidad. Del mismo modo, las incontables expresiones del amor de Dios manifestadas a nuestros semejantes en el transcurso de la vida de un cristiano parecen insignificantes en sí mismas. Sin embargo, Dios las observa en el contexto de la totalidad de una vida que lo glorifica y Él se complace en su belleza.
Cuando nuestra vida se centra más en Dios, Él añade mayor brillo a nuestra mirada y más brío a nuestros pasos. Nos concede más fuerza en nuestra debilidad y mayor gracia en épocas difíciles, de sufrimiento o pérdida.
Nuestra dependencia de Él aumenta, y Él ensancha el gozo de Su Espíritu, que supera nuestro pesar. —Maria Fontaine [1]
Un acto de fe es más que una simple declaración de creencia. Es volverse hacia el rostro del Dios viviente. —Christopher Bryant
[1] Conéctate Noviembre 2020 Creación de una obra maestra