Gracias por…
Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes. (1 Pedro 5:7 NVT)
Oración: Gracias, queridísimo Jesús, por ser nuestro gran solucionador. Viniste al mundo para resolver el mayor problema de la humanidad: nuestra necesidad de redención y salvación y el perdón de nuestros pecados. Pero no te limitaste a eso. Durante Tu vida terrenal resolviste muchos otros problemas. Cuando se acabó el vino en la boda, creaste más vino. Cuando las personas acudían a Ti con enfermedades —males que padecían incluso desde hacía años— las sanabas. Cuando no había comida para las multitudes a las que estabas instruyendo y todo el mundo tenía hambre, multiplicaste los panes y los peces. Cuando la mujer adúltera estaba a punto de ser lapidada, con gran sabiduría, humildad y amor la salvaste y encima la ayudaste a cambiar.
Todos los días de mi vida te haces presente para ayudarme a resolver mis problemas. Te lo agradezco. No soy más que un ser humano. Cometo errores. A veces digo y hago cosas inoportunas, u ofendo sin querer a los demás. Por eso preciso tanto Tu ayuda.
Te ruego que me ayudes a ver los problemas como pruebas emocionantes que hay que superar; no como callejones sin salida ni como catástrofes. Dame la certeza de que estás siempre presto a asistirme y de que ningún problema es demasiado complejo para Ti. Te agradezco que te las ingenies para transformar cada conflicto o dificultad en un peldaño en el que apoyarme para hacer más progresos. Sabiendo que tienes poder para ayudarme a resolver los problemas que enfrento hoy, invoco en este momento ese poder. Amén. María Fontaine [1]
De Tu presencia siempre he menester.
¿Quién otro puede al tentador vencer?
Tan solo en Ti encontraré mi guía.
En sombra y sol, sé Tú mi compañía. —Henry Francis Lyte (1793-1847)
[1] Áncora Resolver problemas como Dios quiere