Veneración y reverencia

¡Qué felices son los que  temen al Señor y se deleitan en obedecer Sus mandatos! (Salmo 112:1 NTV)

 La Biblia habla bastante de temer a Dios. Cuando la Biblia habla de temer a Dios, hace referencia a dos conceptos diferentes: el de tenerle miedo a Dios y Su ira, y el de honrarlo y reverenciarlo.
 Este segundo concepto del temor de Dios es en sentido positivo, de reverenciarlo; es decir, manifestar admiración, reverencia, honor y respeto por Él. Temer a Dios de este modo nos acarrea bendiciones y bienaventuranzas.
 Eso no significa que no vayamos a enfrentar las consecuencias de nuestros pecados en esta vida; ni implica que Dios vaya a aprobar la transgresión y desobediencia deliberada de sus preceptos morales. Como creyentes, la actitud que debemos tener frente a todo lo que Dios es y ha hecho es la de temerle, en el sentido de veneración, reverencia.
 Quienes amamos al Señor no tenemos por qué tener el tipo de temor que nos lleva a vivir con miedo a Dios y a Su ira. Somos parte de Su familia.
Se nos concedió ese derecho por medio de nuestra fe en Jesús. Nuestra relación con el Señor es de amor, gratitud, alabanza y adoración.
 Como miembros de esa familia, debemos temer al Señor manifestándole nuestro amor, obedeciendo Su Palabra, y viviendo de tal manera que lo glorifique, pues es infinitamente digno de ello. —P. Amsterdam [1]

 Toda la paz y el favor del mundo no son capaces de sosegar un corazón atribulado; por otra parte, todas las turbulencias y la inquietud del mundo son incapaces de alterar la paz que nos concede Cristo. —Robert Leighton

[1] Áncora Amar y reverenciar a Dios

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