A pesar de nuestros pecados
Porque el SEÑOR es bueno y su gran amor es eterno; su fidelidad permanece para siempre. (Salmos 100:5 NVI)
La misericordia de Dios es infinita, ¡es desde la eternidad y hasta la eternidad! Su amor, compasión, perdón y salvación no se agotan jamás. Nunca deja de amarnos, hagamos lo que hagamos. Nunca nos rechaza, nunca nos niega Su amor. Siempre tiene esperanza en nosotros, por mucho que nos descarriemos.
Cualesquiera que hayan sido nuestros tropiezos, fallos, fechorías, la sangre de Jesús cubre todos nuestros pecados, habidos y por haber. Si dejamos nuestros pecados y nos volvemos al Señor, Él es generoso para perdonarnos.
La Biblia dice: «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados», independientemente de lo que hayamos hecho. El único pecado imperdonable es negarse a creer en Jesús, rechazarlo como Salvador.
Dios es tan magnánimo que nos perdona no solo nuestros errores, ¡sino nuestros pecados! Siempre lo ha hecho y siempre lo hará, por los siglos de los siglos. Su amor y misericordia fluyen continuamente, como un torrente, como un río, ¡sean cuales sean las circunstancias! —DBB [1]
Descanso de los cansados, Alegría de los tristes, La esperanza de quien desespera, Luz de los alegres; Hogar del extranjero, Fuerza hasta el final, Refugio del peligro, ¡Salvador y amigo! — John Samuel Bewley Monsell (1811–1875)