Pero la vida cristiana no se rige por lo natural
Miren que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procuren siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos. (1 Tesalonicenses 5:15 RVA-2015)
«No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.» (Romanos 12:21) ¡Esas son las preciosas exhortaciones de la Palabra de Dios!
¿Vencer con el bien el mal? ¿Cómo? Al demostrar amor. Puede ser en la forma de algún favor especial. Puede ser tomar la iniciativa y esmerarse por comentar una de las cualidades que posee alguien. Es probable que esa persona esté sedienta de amor o que anhele que alguien se siente a hablar con ella y le demuestre aprecio. Estoy segura que debe tener alguna cualidad digna de admiración.
En este mundo es normal devolver el golpe. Es natural pagar con la misma moneda y exigir ojo por ojo. Pero la vida cristiana no se rige por lo natural. Somos criaturas nuevas en Cristo Jesús.
Cabe recordar que cuando se dirigió a Pedro, momentos después que el apóstol cortara la oreja del siervo del sumo sacerdote, le dijo: «Guarda tu espada en su vaina». Acto seguido, volvió a poner la oreja del siervo en su lugar y la sanó. Cuando se vean asaltados por enojo y resentimiento, repitan ese pasaje: «Guarda tu espada en su vaina. Guarda tu espada en su vaina».
El camino de Dios hacia la victoria es vencer al mal con el bien. Siempre ha sido así. Ese fue el mensaje —y es el camino— de la cruz. Es la única manera de derrotar el mal. Ese accionar nos acerca a Dios y terminará ganando el corazón de otros a Él. Ese es el camino de Dios. — Virginia Brandt Berg [1]
Quienes dejan el asunto en manos de Dios y confían en que Él hará todas las cosas bien a Su debido tiempo, encuentran «la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento». —Alex Peterson
[1] Áncora Vence con el bien el mal