Acompañada de la oración

La fe es la firme seguridad de las realidades que se esperan, la prueba convincente de lo que no se ve. (Hebreos 11:1 RVR1977)

Atribuir solidez y firmeza a la fe en Dios puede parecer paradójico, pero es cierto. Frente a las dificultades y decepciones, la fe es mucho más eficaz que un simple ejercicio mental, toda vez que está respaldada por las promesas que Dios nos hizo en Su Palabra, promesas que producen resultados concretos cuando uno cree en ellas y las aplica a situaciones de la vida real.
 Además de ser capaces de modificar una situación de apuro, esas promesas tienen la virtud de transformarnos a nosotros. La Biblia dice: «Sean transformados mediante la renovación de su mente». Gracias a esas «preciosas y grandísimas promesas» podemos llegar «a ser participantes de la naturaleza divina».
 Es posible, mediante un acto de voluntad, desterrar los pensamientos negativos. Sin embargo, a menos que ocupemos el vacío que dejan, nos volverán a invadir. ¿Con qué debemos sustituirlos pues? ¿Qué hay más positivo y más poderoso que la Palabra viva del Dios vivo? Acompañada de la oración, la Palabra divina nos edifica y nos transforma, y puede darnos la victoria sobre todo pensamiento desagradable y negativo, además de sus consecuencias.
 No hay mejor lugar para renovarse mentalmente que el aposento de la oración, a solas con Dios. Cuando nos apartamos de las cosas temporales que nos distraen y nos hostigan, cuando nos enfocamos en la presencia de Dios y fijamos la mente en las cosas de Él, Su poder transformador comienza a obrar en nosotros. Entonces cambiamos y nos renovamos.. —V. B. Berg [1]

 Condúcete con valor y sabiduría. Hay una mano que te ayudará desde arriba. —Philip James Bailey (1816–1902)

[1] Conéctate Una mente renovada

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