Pedir, buscar y llamar
Os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Lucas 11:9-10)
El pedir, buscar y llamar en estos versículos se puede interpretar que hay que estar empeñados en hacer esas cosas. Se supone que debemos ser persistentes en nuestra vida de oración. Eso significa ser tenaces, resueltos a orar y hacerlo con regularidad, a perseverar en la oración con fe aunque Dios no nos responda con prontitud.
La idea de persistencia en la oración no quiere decir que debamos empeñarnos en agotar a Dios con nuestras incesantes súplicas. Nos corresponde más bien presentar nuestras peticiones ante Él con fe y confianza, y con la certeza de que nos ama como un padre ama a su hijo y que nos otorgará lo que le solicitemos siempre que sea bueno para nosotros y esté dentro de Sus designios.
No debemos perder fe si nuestras oraciones no obtienen respuesta inmediata. Y quizá lo más importante de todo es recordar que Dios nos ama a cada uno como hijo Suyo. Vela por nosotros. Íntimamente desea lo mejor para nosotros. Podemos y debemos recurrir a Él en oración armados de fe, confianza, humildad y amor por aquel que nos amó con Su eterno amor. —P. Amsterdam [1]
Si has tomado tu decisión con el sincero deseo de complacer el corazón de Dios, incorporando en ello principios bíblicos y consejos prudentes, puedes proceder con confianza, sabiendo que Dios obrará Sus propósitos a través de tu decisión. —Mary Fairchild
[1] Áncora La oración es como las explosiones controladas de la minería