No etiquetó a las personas
Como me envió el Padre, así también Yo os envío. (Juan 20:21)
Dios manifiesta Su gran amor y gracia a todas Sus criaturas. No creó a algunas a las que ama menos y a otras a las que ama más. No etiquetó a las personas de una raza, etnia o cultura como las más favorecidas, y al resto como menos.
Como cristianos, debemos amar a todas las personas independientemente de su origen, posición social o cualquier otra característica. Creemos que Jesús murió y entregó Su vida por toda la humanidad. A todos manifestó el máximo amor posible al morir por cada uno de nosotros.
Debemos distinguir entre las bendiciones y recompensas que concede Dios a Sus hijos que tienen una relación con Él, y el amor que tiene por todas Sus criaturas, el gran anhelo que siente por que todas lleguen a arrepentirse y disfruten para siempre de Él y de Su reino celestial. Jesús murió por todas Sus criaturas y desea que todas —cada una de ellas— lleguen al arrepentimiento y a la salvación. No quiere que ninguna persona perezca, sean quienes sean y sea cual sea su pecado.
Su Palabra dice que Cristo nos dejó ejemplo, para que sigamos Sus pisadas. —Maria Fontaine [1]
El amor es la imagen de Dios. No una imagen inerte, sino la esencia viva de la naturaleza divina, que irradia la plenitud de la bondad. —Martín Lutero
[1] Áncora El color del amor