Mezclados con obediencia
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces. (Zacarías 4:10a RVR1960)
Muchos ejemplos de la Biblia recalcan la importancia de las pequeñeces. Una piedrecita derribó a un gigante; un cortecito de pelo estuvo a punto de costar el reino; un almuerzo de nada le costó a un profeta la vida; un pesebrito cambió la suerte de la humanidad; ¡y un acuerdo de nada produjo la muerte del Salvador, para que una fe como un granito de mostaza pudiera mover montañas! ¡Me pregunto cuántas montañas se habrán dejado de mover por falta de ese granito de fe!
La Biblia nos dice que no «menospreciemos el día de las pequeñeces», como por ejemplo un talento, cinco panes y dos peces, un puñado de harina y unas gotas de aceite, mezclados con obediencia.
A lo largo de la historia, hay tantos ejemplos de la importancia de las pequeñeces, tanto para bien como para mal, que son casi innumerables. De gotitas de agua y granitos de arena el ancho mar y la tierra se llenan. Hasta un poquitín de fe, no mayor que un grano de mostaza, puede mover un monte. Nunca pienses que como hay tanta oscuridad no vale la pena tener una lucecita pequeña, ¡porque en la oscuridad, se ve una vela hasta a un kilómetro de distancia! —David Brandt Berg [1]
Una fe como un grano de mostaza es una fe que no se conforma siendo pequeña; es más bien una fe que se sumerge en la tierra de la Palabra de Dios, se arraiga y crece, crece y crece… —Darla Noble
[1] Áncora Fe como un grano de mostaza