Te amo y velo por ti con mucha ternura
Y el vaso de barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero el alfarero volvió a hacer otro vaso según le pareció mejor. (Jeremías 18:4 RVA2015)
Estoy al tanto de las inquietudes que te han surgido desde que las cosas no te vienen saliendo tan bien como esperabas. No sabes si me escuchaste bien, si tomaste las decisiones acertadas y elegiste correctamente.
Comprendo los interrogantes que abrigas, la tristeza, el dolor y la angustia que te embargan. No te quepa duda de que estoy aquí mismo a tu lado. Eres Mi hijo/a y te amo y velo por ti con mucha ternura. Jamás te pondría en un lugar tan estrecho que te impediría crecer. Esta situación, en cambio, te permite madurar; se trata de una oportunidad de adquirir nuevas enseñanzas y cultivar cualidades de Mi Espíritu como la humildad, la mansedumbre y la dependencia de Mí.
Ten paciencia y permíteme obrar en la situación. Te tengo en la rueda del alfarero1 y para que pueda hacer algo hermoso con tu vida debes quedarte quieto/a y darme tiempo para obrar. No tienes que preocuparte pensando que te quedarás ahí girando en esa rueda para siempre. Recuerda que el tiempo que pasas en las manos del Alfarero es lo que te hace una vasija mejor.
Confía en Mí, que lo hago todo bien. La obra que comencé en ti la perfeccionaré hasta el final. —Jesús [1]
Las cosas rotas pueden convertirse en bendiciones si dejas que Dios las repare. —Deborah Ann
[1] Conéctate Una pieza del rompecabezas