Lamentablemente

Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse. Nadie enciende una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial. (Mateo 5:14–16 NTV)

 Se supone que los cristianos han de ser buenas personas. Es más, muchos que no son creyentes esperan más de los cristianos de lo que se exigen a sí mismos o a cualquier otra persona. Eso no significa que debamos actuar como santitos y creernos mejores que los demás.
 No es esa la bondad que nos inspira Jesús, sino una benevolencia que brota del corazón y que se xpresa por medio de la sinceridad, la empatía, el espíritu de servicio y de múltiples otras formas.
 Lamentablemente, los cristianos a veces tenemos el concepto erróneo de que eso implica perfección, estado que como es natural nadie ha alcanzado ni puede aspirar a alcanzar. Mucho más aconsejable es hacer lo que buenamente podamos, admitir nuestras faltas y errores con humildad y franqueza, y dar al Señor toda la gloria por cualquier acto bueno que realicemos. Ese es el concepto que tiene Dios de la bondad.
 Limítate a hacer lo que esté a tu alcance y confía en que Él se encargará del resto, y verás que Su bondad se manifestará a través de ti. —Rafael Holding [1]

 La bondad es amor traducido en hechos, amor con la mano en el arado, amor que lleva la carga a sus espaldas, amor que sigue las huellas del que fue por todas partes haciendo siempre el bien. —James Hamilton

[1] Conéctate Año 14, número 7

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