Sino a beneficiarnos

Pero él quería justificarse, así que le preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? (Lucas 10:29 NVI)

 Le preguntaron: «¿Quién es mi prójimo?» Jesús les respondió con la parábola del buen samaritano, en la que dejó claro que nuestro prójimo es todo el que necesite nuestra ayuda, sea cual sea su raza, credo, color, nacionalidad o condición.
 El buen samaritano es una magnífica historia sobre el pobre hombre al que unos ladrones golpearon por el camino, y a quien el buen samaritano recogió y llevó a un mesón. Dijo al mesonero: «Todo lo que gastes, yo te lo pagaré».  ¿A quién se asemejaba el buen samaritano?
 El buen samaritano era como el Señor; y el mesonero —su administrador—, era como ustedes y yo. Todo lo que gastemos en rescatar a la gente y en salvar almas, Él nos lo pagará, ¡y aún más!
 Creo que van a darse cuenta de que dar a otros en realidad no es un sacrificio. Simplemente van a invertir; y las ganancias van a sobrepasar muchísimo lo invertido. Por supuesto, la mayor inversión que hacemos es en nuestra entrega personal, al dedicar nuestra vida y tiempo a los demás.
 Creo que Dios va a bendecir todo sacrificio que hagamos, así que al dar no vamos a perder, sino a beneficiarnos. —DBB [1]

 Aprender a amar a Dios y a los demás de la manera que Dios te ama te llevará a descubrir rincones de tu corazón que jamás te aventurarías a recorrer por tu cuenta. Una cosa es segura: al vivir en la luz de Su amor llegarás a conocer la atención más personal de un Padre celestial amoroso. —Charles Stanley

[1] Áncora El rostro del amor

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