La solución radica en…

Y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. (2 Corintios 12:9 RVA2015)

 Nuestras propias debilidades pueden transformarse en nuestra gracia redentora, ya que la fortaleza de Jesús se perfecciona en nuestra debilidad. Ese concepto es muy contrario a nuestra mentalidad natural. Lo natural es querer ser fuertes por nosotros mismos y, apoyados en esa fuerza, echar para adelante y hacer progresos. Sin embargo, Jesús nos dice que cuando nos sentimos débiles e impotentes, ¡ahí es precisamente cuando Su poder puede obrar en nosotros!
 Jesús desea ponernos en una situación en que tengamos plena fe, quiere llevarnos al punto en que nos sigamos aferrando a Sus promesas y rehusemos darnos por vencidos aunque no nos quede ni una pizca de fuerza.
 Por eso, si te parece que no puedes avanzar ni un palmo más, estás en situación ideal, tal como tiene que ser. Claro que Jesús tampoco desea que te quedes ahí pegado; Él quiere ayudarte a avanzar más allá de ese punto, y lo hará. Cuando se te agoten tus recursos, Él puede intervenir. Su fuerza y Su poder pueden obrar entonces en ti y a través de ti.
 La solución radica en reducir la marcha, encomendarle todos nuestros afanes y llevar un ritmo de vida más pausado, confiando en Él con respecto a lo que podemos y no podemos hacer. —Maria Fontaine [1]

 No descubrimos que Cristo es nuestro recurso hasta que dejamos de esconder nuestras flaquezas y limitaciones y las admitimos con sinceridad. Cuando somos débiles permitimos que Jesucristo sea fuerte en nosotros. — Charles Price

[1] Áncora Fuerzas en la debilidad

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