Gracia

 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro, (Hebreos 4:16)

 Ojalá lo entendieran, que solo es la valía del Señor Jesucristo. Es la cruz del Calvario lo que nos da el derecho a presentarnos confiadamente. Pueden presentarse con seguridad y confianza, ¡porque no hace falta que hagan méritos para ello!

 Nuestros pecados son perdonados porque Jesucristo, el Hijo de Dios, los llevó en Su cuerpo sobre el madero. La cruz manchada de sangre es la justificación moral en la que basamos ese derecho para presentarnos confiadamente y es lo que nos asegura que nuestros pecados son perdonados.

 La promesa se basa en la sangre que ya se derramó y en una transacción que ya se terminó, no en algo que podamos hacer o decir, ni en nuestras obras o valía.

 Somos indignos. Sin embargo, el pecador más vil que se incline al pie de la cruz del Calvario y reclame el poder limpiador de la sangre, puede conocer la paz del perdón de todos los pecados, y luego acercarse confiadamente a Dios, el Padre celestial, por medio de la sangre de Cristo, por medio de la valía del Señor Jesucristo.

  Amados, no hay ninguna otra forma de acercarse al Padre celestial excepto por medio de Su valía. —VBB [1]

 Cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros, con lo que hizo posible que recibiéramos el perdón.

[1] VBB Âncora Jesús te acepta como eres

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