Esa nueva criatura

Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. (2 Corintios 5:17)

 Incontables son las personas cuya vida se transformó tras su encuentro con Jesús, tanto en los relatos de la historia sagrada como en otros contextos.
 Se suele citar el caso de Pablo como ejemplo del poder transformador de Jesús. Él era un fariseo, y se había ensañado de tal manera con los seguidores de Jesús que se dio a la tarea de impulsar una cruzada a favor de su encarcelamiento y, en algunos casos, su ejecución. No obstante, luego de ver la luz en el camino a Damasco y de su impresionante conversión días después, su vida dio un vuelco y llegó a ser uno de los principales dirigentes del cristianismo primitivo.
 Esa fue una transformación fuera de serie, y por eso mismo es fácil concluir que está fuera de nuestro alcance. Si bien la mayoría aspiramos a mejorar como personas, consideramos casi nula la probabilidad de que en nosotros se produzca una metamorfosis de esa magnitud.
Por eso quizá nos resulta más fácil identificarnos con otras personas que conocieron a Jesús.
 Consideremos, por ejemplo, a la mujer de turbio pasado que encontró paz interior; al recaudador de impuestos que resolvió enmendar su falta de honradez; a las muchedumbres anónimas que se contentaron con escuchar las palabras de Jesús.
 Dios obra pequeñas y grandes transformaciones.. Esa nueva criatura no suele aparecer de un momento a otro; cuanto más vivimos en Él de día en día, más se va desarrollando nuestro potencial. —Marge Banks [1]

Oración: Buen Señor, ayúdame a morar en Ti día tras día, para que puedas obrar en mi interior y hacer que me parezca cada vez más a Ti. Amen

[1] Conéctate Año 16, número 10

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