El temor produce una sensación de debilidad y angustia

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado. (Isaías 26:3 RV1995)

 Podría decirse que se trata de un versículo de acción. Incluye una clausula de antes y después. Dios nos dará Su paz si escogemos depositar nuestra confianza en Él. Claro que del dicho al hecho hay mucho trecho, en especial cuando se experimenta aprensión o temor.
 Resulta natural concentrarse en los pensamientos que producen temor y aumentan la sensación de inquietud, en vez de en el poder de Dios y en recibir Su paz. Pero conviene recordar que el temor NO proviene de Dios. “No nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7)
 El temor produce una sensación de debilidad y angustia. Pero Dios no desea que nos sintamos así. Él desea producir en nosotros una sensación de poder, de amor y —como suelo decir— de claridad mental. No de tormento, incomodidad e insuficiencia.
 Para terminar, mi versículo favorito cuando no puedo siquiera empezar a descifrar mi temor: “Busqué al Señor, y Él me oyó, y me libró de todos mis temores”. (Salmo 34:4)
 Me encanta ese versículo. Es una alegre proclamación de lo que Dios ha hecho por alguien en un momento de angustia y temor.
 Conviene recordar que Dios nos ama. Él desea que seamos felices, que nos fortalezcamos y prosperemos. Entenderlo nos permite enfrentar el temor. —Mara Hodler [1]

 Aprendí que el valor no es la ausencia de temor, sino el triunfo sobre el temor. El valiente no es el que no tiene miedo, sino el que vence ese temor. —Nelson Mandela

[1] Áncora Sé valiente

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