Confiaremos en el Señor
¿Alguno está enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Una oración ofrecida con fe, sanará al enfermo. (Santiago 5:14-15 NTV)
Si nos detenemos a reflexionar en los motivos por los que el Señor permite esas aflicciones en la vida de Sus hijos y no los libera de inmediato —y tal vez no lo haga en esta vida—, creo que hallaremos algunas razones valiosas e importantes.
La fe no es una cuestión de confiar cuando todo va bien; la fe entra en acción cuando parece que las cosas van mal. Y nuestra reacción debería ser la de tener confianza cuando la situación parece contraria a lo que esperábamos o pedimos.
No es nuestro deber decidir quién recibe la curación y quién no. Sin embargo, sí es nuestro cometido tener el amor suficiente como para arriesgarnos a ser vistos como un fracaso a medida que obedecemos al Señor y hacemos lo que sea que Él nos indique. Si oramos por la curación de otras personas porque queremos glorificar al Señor, solo por un genuino amor a Él y a los demás, no estaremos tan preocupados por lo «exitosos» que nos consideren los demás. Confiaremos en el Señor, independientemente de de que la situación salga como pensábamos que debería ser o no. . —Maria Fontaine [1]
No podemos, y no debemos, comparar los sufrimientos. Nos reunimos como una familia de Dios, vamos de la mano. Entonces, juntos llegamos y nos apoyamos en las promesas de Dios, con la certeza de que independientemente de quién seas y sea lo que sea que te ocurra, que Dios lo sabe, Él está contigo y te ayudará a salir adelante. — Nick Vujicic
[1] Áncora Dios tiene Sus razones