Déjame conducirte

Les he hablado de estas cosas para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero ¡tengan valor; yo he vencido al mundo! (Juan 16:33 RVA2015)

 Cuando tocas fondo, cuando los sueños dan lugar a decepciones, cuando se desbarata todo aquello por lo que tanto trabajaste, es fácil caer en la desesperación. En situaciones extremas hasta te entran ganas de rendirte y no volver a intentarlo.
 En momentos así debes recordar que te creé con un propósito y que ese propósito no es un asunto de una sola vez, sino multifacético y complejo. Mientras estés con vida, siempre habrá algo más que puedas lograr, algo que estás destinado a realizar, alguna otra enseñanza que puedas sacarle a tu existencia. El fin de un camino no implica el término de todos los caminos. Así como se suceden las estaciones, los éxitos alternan con los fracasos, las satisfacciones con los desencantos, las temporadas de euforia con las de depresión. Son ciclos, y puede que en este momento te encuentres en la parte mala del ciclo, pero esta no durará para siempre.
 Cuanto antes acudas a Mí y me desahogues todos tus afanes y preocupaciones, antes recuperarás la inspiración y descubrirás nuevos incentivos. Puede que lo mejor esté justo a la vuelta de la esquina; pero no lo sabrás nunca si te detienes aquí. Toma Mi mano y déjame conducirte a una nueva temporada fructífera y gratificante. —Jesús [1]


 Lo grandioso se halla en el puesto que uno desempeña como hijo de Dios, viviendo cada día como si fuera el último de su vida, pero proyectándose como si su mundo fuera a durar cien años. —C.S. Lewis (1898-1963)

[1] Conéctate Las estaciones de la vida

Previous
Previous

Un elemento vital

Next
Next

Confiaremos en el Señor