La clave es

Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11 RV 1995)

 Dios no nos abandona en nuestra época de desencanto. En cambio, está presente. Tiene buenos pensamientos de nosotros. Tiene planes para nuestro futuro. Quiere que continuemos con nuestra vida y no nos rindamos, que tengamos esperanza para el futuro.
 La clave es acudir al Señor, saber que Él nos ama y cuida de nosotros, que nos llevará hacia el futuro. No se supone que dejemos de vivir, que renunciemos a la esperanza, sino que más bien sigamos adelante con fe y confianza. Dios sanará. La situación cambiará. La vida seguirá y hay esperanza para el futuro.
 Conviene recordar que hay veces en que algo parece como una gran derrota, una pérdida terrible y permanente, lo que te hace pensar que no puedes recuperarte. Los sueños y esperanzas destruidos no son destinos finales.
 Mucho depende de cómo reaccionamos ante las desilusiones. Además, no olvidemos que Dios puede haber planeado algunas sorpresas. Tal vez obre entre bastidores de forma que no veamos ni entendamos.
 Así pues, sencillamente debemos confiar en el Señor, reconocer que Él sabe lo que hace, aunque nosotros no lo sepamos. —P. Amsterdam [1]

En la vida cristiana no todo es un éxtasis constante. Tengo momentos de gran desaliento. Debo acudir a Dios con oración y lágrimas y pedirle: “Dios, perdóname” o “Dios, ayúdame”. —Billy Graham

[1] P. Amsterdam Áncora Esperanza ante las desilusiones

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