Señor de nuestra justicia
Y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es ilusoria. (1 Corintios 15:17 NVI)
En la Pascua se festeja el suceso más importante de la fe cristiana: la resurrección de Cristo. ¿Y por qué tiene tanta importancia? Porque sin la resurrección, nuestra fe sería ilusoria.
El apóstol Pablo expone claramente las razones. De no haberse producido la resurrección no habríamos sido redimidos y por tanto todavía tendríamos que rendir cuentas por nuestros pecados. Sin la resurrección, nuestra fe carece de sentido y somos falsos testigos cuando nos dirigimos a los demás. Gracias a que Dios levantó a Jesús de los muertos sabemos que tenemos la salvación. (Ver 1 Corintios 15:14-17)
Jesús, que a lo largo de los Evangelios declaró explícitamente ser el Mesías y al que otros habían llamado Cristo (Mesías), fue colgado cruelmente en una cruz hasta que expiró.
Los dirigentes judíos y Pilato pensaron que con Su muerte se demostraría que había sido un falso mesías. Su resurrección, no obstante, evidenció que decía la verdad.
Al resucitarlo de entre los muertos, Dios demostró que Jesús era el anunciado a lo largo de las Sagradas Escrituras, el Mesías que cargó con nuestras penas y soportó nuestros dolores, que fue molido por nuestras iniquidades y que nos ha traído paz, el denominado «Señor de nuestra justicia». —P. Amsterdam [1]
Se ha producido una maravillosa y potente paradoja, pues la muerte que creyeron infligirle Sus enemigos como deshonra y desgracia se ha convertido en el glorioso monumento a la conquista de la muerte. —Atanasio de Alejandría (296–373)
[1] P. Amsterdam Rincón de los directores La Pascua: lo determinante es la resurrección (primera parte)