Te alzaste en victoria

¡Miserable hombre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Doy gracias a Dios por medio de Jesucristo nuestro Señor! (Romanos 7:24-25 RVA2015)

 Qué hermoso. Cuán maravilloso es Tu amor por nosotros, querido Salvador. Estuviste dispuesto a soportar esa tortura y calvario por nosotros. No deseabas hacerlo. Pero aunque no lo querías, dijiste «no se haga Mi voluntad, sino la Tuya». No se haga Mi voluntad, sino la Tuya. Que esas sean las palabras, el sentir y la intención en el corazón de todos nosotros.
 Gracias por Tu amor y por estar dispuesto a soportar todo eso. Qué gran celebración debió ser al resucitar y darte cuenta de que todo había concluido. Obtuviste la victoria. Salvaste al mundo. Habías completado Tu misión. Sufriste los horrores de la agonía, la muerte y el infierno por nosotros. Todo eso. Pero ya había concluido.
 Te alzaste en victoria, gozo y libertad sobre Tus enemigos y sobre las ataduras y crueldad de los hombres, para no volver a morir nunca más. Lo hiciste para redimirnos de ese aciago destino y prevenir que sufriéramos el mismo calvario. «¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria? Porque el aguijón de la muerte es el pecado. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.»
 Gracias, Señor, por Tu gloriosa victoria. En el nombre de Jesús. Amén.  —DBB [1]

 La resurrección de Jesús es el punto de partida del nuevo plan de Dios —ya no de arrebatar personas de la tierra para llevarlas al cielo—, sino de colonizar la tierra con la vida celestial. Después de todo, ¿acaso no es ese el mensaje del Padrenuestro?  N. T. Wright

[1] DBB Áncora La celebración de la Pascua

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