El designio Divino

Tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. (2 Corintios 4:7)

 A medida que se acerca el fin de año y te preparas para el siguiente, es posible que, siendo realista, te preguntes qué puedes llegar a ser o lograr en los próximos años. Tu respuesta dependerá en parte de cómo definas la palabra realista.
 Nadie sabe mejor que Dios de qué somos capaces. Para Él, ser realista significa tener en cuenta nuestro potencial. Él está al corriente de cuáles son nuestras limitaciones. «Conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo». Pero también mira nuestro corazón y ve continuamente lo que podemos llegar a ser.
 Espera que pongamos de nuestra parte, pero tampoco nos pide que seamos perfectos. Sabe que nunca lo lograremos. Lo más sensato que podemos hacer es darnos cuenta de que es una tontería pretender o fingir ser perfectos. Tenemos que esforzarnos, sí; pero no se trata de alcanzar la perfección. Eso es lo hermoso de los designios divinos.
 A Dios le encanta obrar de formas asombrosas y extraordinarias por medio de personas muy insospechadas e imperfectas. No tiene nada que ver con lo buenos o capaces que seamos como personas. Es todo por obra de Dios, Su bondad y Su poder. —P. Amsterdam [1]

 Démosle una oportunidad a Dios. Dejemos de centrarnos en nuestros defectos e imperfecciones, y Él nos ayudará a desarrollar todo nuestro potencial para que lleguemos a ser quienes Dios creó y lo que Él creó. —Peter Amsterdam

[1] P. Amsterdam Áncora Esperanza y ayuda para el año nuevo

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