Aférrate a Sus promesas
Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas (Sus promesas) llegaseis a ser partícipes de la naturaleza divina. (2 Pedro 1:4)
Dios ha hecho promesas en Su Palabra; cuando ores, preséntaselas para que se las recuerdes. Cuando le recuerdas a Dios Su Palabra, demuestras tener fe en ella. Esta declaración categórica de tu fe y de tu conocimiento de la Palabra es lo que a Él le agrada.
Tienes que citarle al Firmante (Dios) las condiciones del Contrato (la Biblia) y exigirle que lo cumpla. Él está obligado por Su Palabra. Así que recuérdasela. Aférrate a Sus promesas, apréndetelas de memoria y recítalas. Y no dudes ni por un instante que Dios responderá, ¡y lo hará!
Pero ten siempre presentes las condiciones que ha puesto Él, las cláusulas del contrato: ¡fe y obediencia! Primero son la fe y la obediencia, y después Dios contesta las oraciones. Si obedecemos al Señor y somos fieles, confiamos y tenemos fe en Él, entonces Dios tiene que bendecirnos y contestar nuestras oraciones.
Los retrasos de Dios no son siempre forzosamente negativas. A veces simplemente debemos tener fe y esperar a que Dios nos conteste. Diríase que una de las cosas que con más frecuencia nos quiere enseñar Dios es a tener paciencia, una virtud poco frecuente en nosotros; y eso pone a prueba nuestra fe y nos obliga a acercarnos al Señor y Su Palabra. —D.B. Berg [1]
La verdad es que tendrás dificultades mientras Dios se retrasa. Eso no se debe a que Él no se preocupa por ti ni a que se ha olvidado de tu situación; sino más bien es una forma en que Él te empuja hacia la parte más profunda de la fe. —Rick Warren
[1] Áncora Los retrasos de Dios