Superhéroe

El que cree en Mí, las obras que Yo hago él las hará también. (Juan 14:12)

 Podría decirse que existen muchas variantes de heroísmo. En primer lugar están los heroicos actos cotidianos a cargo de paladines anónimos que se arremangan y solucionan situaciones sin que por lo general nos enteremos.
 En segundo término están los héroes famosos que admiramos: los pioneros de la medicina, los que abogan por la paz y la justicia, los que rescatan a los perdidos, los defensores de la fe.
 Finalmente, en una categoría aparte, está el Superhéroe de todos los tiempos: Jesús, que venció a la muerte y no solo se libró a Sí mismo de ella, sino también a todos cuantos creen en Él.
 A diferencia de muchos superhéroes de historieta, Jesús no se guarda Sus poderes para Su uso exclusivo, sino que los comparte con Sus seguidores.
 Puede que admiremos a los héroes renombrados de la Historia y que su ejemplo nos sirva de inspiración.
 No obstante, si queremos tener fuerzas para ese tipo de heroísmo cotidiano necesitamos la asistencia de nuestro Superhéroe, que nos promete: «Bástate Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad», o como dijo el apóstol Pablo: «Cuán incomparable es la grandeza de Su poder a favor de los que creemos». —Marge Banks [1]

Jesús,
que Tu paz me ayude a hacer frente a los retos que se me presentan;
que Tu compasión me lleve a interesarme por quienes me rodean;
que Tu alegría me eleve el espíritu;
que Tu ejemplo me inspire a servir a los demás;
que Tu bondad me impulse a ser considerado con el prójimo;
que Tu determinación me anime a aprovechar al máximo mi vida.
Dame valor cuando me asedie la adversidad,
y que Tu gracia salvadora me lleve a estar en paz con Dios. - Marge Banks

[1] Marge Banks Conéctate Año 15, número 9

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