Por la gracia de Dios

De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes. (Colosenses 3:13 NVI)

 ¿Qué amor más genuino puede haber que perdonar a alguien que consideran que les ha hecho mucho daño? ¿Qué mayor manifestación del Espíritu del Señor puede haber que amar a nuestros enemigos, hacer bien a los que nos perjudican y poner la otra mejilla?
 Eso es amor. Eso es misericordia. Eso es humildad. Eso es Jesús. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por otro, incluso por su hermano o hermana que le ha hecho daño.
 Al procurar la gracia para perdonar, nos acercamos al Señor, y Él nos convertirá en mejores personas a cambio.
 Es algo grandioso cuando, por la gracia de Dios, nos convertimos en personas que han perdonado a otras, que han superado ese obstáculo, esa piedra de tropiezo, y cuyo corazón se ha agrandado de tal modo que son capaces de sobrellevar una injusticia y perdonar. —M. Fontaine [1

 Nunca tocarás verdaderamente el océano del amor de Dios hasta que perdones y ames a tus enemigos. —Corrie ten Boom

[1] Áncora Perdónense los unos a los otros

Previous
Previous

¡Así de sencillo es!

Next
Next

Una hermosa vasija