Jesús llevó una vida de perfecta bondad
Vivan una vida llena de amor, siguiendo el ejemplo de Cristo. Él nos amó y se ofreció a sí mismo como sacrificio por nosotros, como aroma agradable a Dios. (Efesios 5:2 NTV)
Inquietud, incertidumbre, desazón, son palabras que expresan mis sentimientos sobre el estado actual del mundo y que probablemente reflejan también los que abrigan ustedes.
Ya que en otras partes del mundo la violencia sigue haciendo de las suyas y la situación de pobreza y desamparo de millones nos sigue atormentando. A la luz de todo aquello, ¿de qué manera podemos responder nosotros como individuos? La bondad y la compasión son un buen punto de partida; pero ¿cómo expresarlas?
Sin ir más lejos, el mejor ejemplo de bondad lo encontramos en esa Biblia que yace dormida en las estanterías de muchos hogares. Según el Evangelio, Jesús llevó una vida de perfecta bondad. Se pasó tres años, casi ininterrumpidamente, curando a los enfermos, dando de comer a los hambrientos, enseñando a la gente, cuidando a las viudas y dedicando atención a los niños.
Obró con total abnegación en todo lo que hizo. Cuando advertía alguna necesidad, se abocaba a satisfacerla, aun cuando Él mismo estuviera cansado y desprovisto de fuerzas. Era benévolo, aun con quienes no se lo merecían. En su misión de buscar y salvar a los perdidos, Jesús fue la viva expresión de la bondad divina, y finalmente entregó Su vida para que nosotros accediéramos a la vida eterna. Hasta en la cruz manifestó compasión orando por sus verdugos: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
¿A qué huelen entonces la bondad y la compasión? Pues a Jesús. Que Él sea nuestro modelo de conducta y la bondad, nuestro estilo de vida, hoy y cada día. — Gabriel García Valdivieso [1]
Irradia el amor allá donde vayas. Que nadie se acerque a ti sin irse más contento. Madre Teresa (1910-1997)
[1] Conéctate Seamos bondadosos