Todo un manual

Este es Mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, así como Yo los he amado. (Juan 15:12 NBLH)

 Aunque amarnos los unos a los otros es en efecto un mandamiento del Señor, el amor que Él nos da para cumplir este mandamiento es una recompensa, porque el incomparable amor que Él nos tiene es lo que hace posible que entreguemos Su amor a los demás. «Nosotros amamos porque Él nos amó primero».
 En Su Palabra, el Señor nos ha dado todo un manual sobre cómo amar. Nos encarga que nuestro amor por los demás vaya en aumento.
 ¿Cómo rebosamos de Su amor? Empieza cuando ponemos los ojos en el Señor, nos acercamos a Él, lo buscamos y lo ponemos en primer lugar en nuestra vida: al amarlo con todo nuestro corazón.
 Sin embargo, no podemos dar a los demás el amor del Señor de manera eficaz a no ser que lo experimentemos nosotros mismos, y una de las formas principales de hacerlo es al quedarnos quietos y dejar que Él nos llene estando en comunión amorosa con Él.
 Solo podemos llenarnos al quedarnos quietos, y únicamente podemos amar a los demás con Su poder y gracia, porque nuestro amor no basta. El Señor es el que nos da ese gran regalo del poder de Su amor para cumplir la misión que nos ha encomendado, la de manifestar Su amor al mundo y amarnos unos a otros. —María Fontaine [1]

 A medida que crece el amor dentro de ti, crece la belleza. Porque el amor es la belleza del alma. —San Agustín

[1] Áncora Llamado a amar

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