Todo eso me suena a paz
Así que Jesús muchas veces se alejaba al desierto para orar. (Lucas 5:16 NTV)
Todo el mundo tiene su propio concepto de la paz y el contentamiento. Yo pienso en colinas verdes y una cabaña en el bosque con un vistoso jardín. Pienso en pasar las tardes en el porche de la casa contemplando el atardecer, en grata conversación con mis amigos y familia. Todo eso me suena a paz.
En realidad el mundo está hecho un desastre, a veces mis hijos pasan por momentos difíciles, mi marido y yo no siempre estamos en sintonía, nos agotamos con frecuencia, hay cosas de las que no disfrutamos pero tenemos que hacerlas igual, y otras que nos encanta hacer pero se nos presentan pocas oportunidades de concretarlas.
Es interesante observar la actitud de Jesús frente a la vida. Si bien hay mucho que aprender de Su ejemplo, hay dos cosas pertinentes a este tema que llaman la atención:
- Conocía a Su Padre tan bien como para confiar en Él.
- Periódicamente se retiraba del ruido y la confusión.
Estoy convencida de que cuando sufro ansiedad, irritación, descontento, anegamiento o estrés, la solución la hallaré en una de esas dos vertientes. Eso no significa que no haya nada de índole práctica que aprender, cambiar o hacer. Sin embargo, lo más probable es que tenga su raíz en uno de esos dos aspectos. Aunque sencillo, no por eso es fácil. Afortunadamente la vida nos presenta todos los días oportunidades de practicar y mejorar. —Marie Alvero [1]
Estoy decidida a estar feliz y contenta cualquiera que sea la situación en que me encuentre, pues he aprendido que la mayor parte de nuestras desdichas o infelicidad no son producto de las circunstancias, sino de nuestra predisposición. Martha Washington (1731–1802)
[1] Conéctate Dos secretos