Tienes todo lo que se requiere
El SEÑOR es mi fuerza y mi escudo; en él esperó mi corazón. Fui ayudado, y se gozó mi corazón; con mi canción le alabaré. (Salmos 28:7 RVA2015)
Todos somos distintos. Cada persona es única. Cada una tiene sus dones, llamamientos y ministerios particulares. Eres una creación única, ¡y el Señor, en Su presciencia, sabía lo que hacía cuando te hizo tal como eres!
Él quiere valerse de tus características individuales y del talento que te ha dado y ayudarte a cultivarlo para que llegues más lejos y saques el máximo partido de tu situación.
Quiere que seas todo lo que puedes llegar a ser, que te esfuerces por lograr lo máximo que eres capaz de lograr. Es decir, que tomes tus dones, habilidades y experiencias y les saques verdadero provecho, que los inviertas y logres lo máximo posible; que no te contentes con resultados medianillos, limitados o mediocres, sino que aspires a hacer lo máximo y lo mejor en la vida.
Tienes todo lo que se requiere. El Señor te confirió la personalidad, los dones peculiares y las características que te distinguen porque sabía que, en el momento en que le entregaras a Él todo eso, podría valerse de ti y de todo lo que has aprendido y logrado para beneficiar y enriquecer no solo tu vida, sino también la de muchos otros. Él tiene grandes planes para ti. [1]
La principal tarea del ser humano en la vida es darse a luz a sí mismo para poder convertirse en lo que realmente es. —Erich Fromm
[1] Áncora Sé todo lo que puedes llegar a ser, 1ª parte