¿Por qué los vamos a evocar nosotros?

Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados (Isaías 43:25 NVI)

 Es lamentable que algunas personas afirmen confiar en Dios y, sin embargo, se preocupen por las manchas y borrones de las páginas del ayer. Una vez que hemos acudido a Dios para confesar nuestros errores y faltas y le hemos pedido perdón, no debemos seguir hurgando en el pasado y volver a sacarlos a la luz.
 Si Dios no se acuerda de ellos, ¿por qué los vamos a evocar nosotros?
 Leí una vez unos versos de un poema que decían algo así: «Si lograra encontrar el camino del pasado, borraría los ayeres y con nueva pluma escribiría». La verdad es que yo no quiero encontrar ese camino, porque no puedo borrar nada. Dios es el único capaz de enterrar los errores del pasado.
 Felizmente no es Su deseo que nos dediquemos a revivirlo. ¿Quién va a querer evocar el pasado si el futuro es tan halagüeño como las espléndidas promesas de Dios?
 Teniendo todas esas promesas a nuestra disposición, ¿por qué habríamos de volver sobre lo que ya dejó de ser y transitar por «el camino del pasado»?
 Olvidemos lo que queda atrás. Sigamos adelante y hacia arriba con los ojos puestos en la meta y en el premio. ¡Qué lástima que llevemos a cuestas el pasado cuando el Señor sufrió tanto para liberarnos de esa carga! —VBB [1]

 Cuando se quiebra la fortaleza exterior, la fe reposa sobre las promesas. Cuando nos embarga el pesar, la fe saca de la desventura el aguijón y quita la amargura de toda aflicción. Richard Cecil

[1] Conéctate Año 14, número 1

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