Podemos animar…

Y cualquiera que os dé un vaso de agua en Mi nombre,  porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. (Marcos 9:41; RV 1995)

 Hay muchas personas a nuestro alrededor que pasan apuros y que necesitan que un amigo o un compañero de trabajo les dé estímulo, un incentivo. ¿Habrá alguien a quien Jesús espera que tú des algo, que le escribas, que hagas amistad u ores por esa persona que Él te indique?
 Al hacer lo que el Señor nos indique que hagamos, podemos animar, incentivar y ayudar a otros. No tiene que ser mucho; un poco llega lejos, si Dios y Su amor están en ello.
 Es posible que a veces nos sintamos abrumados por la necesidad de quienes nos rodeen y, claro, ninguno de nosotros puede auxiliar a todos los que quisiéramos. Es posible que te preguntes cómo podrías socorrer a alguien, si tú necesitas tanta ayuda.
 El Señor no pide lo imposible; solo espera que nosotros hagamos lo que esté a nuestro alcance a fin de amar, cuidar y apoyar a los demás, incluso en épocas en que hace falta una gran medida de fe y amor para hacerlo.
 El Señor nos bendecirá si oramos unos minutos por otras personas, ofrecemos palabras de ánimo o ayudamos a alguien.
 Tal vez no tengamos mucho, pero un corazón lleno del amor de Jesús siempre tiene algo que dar. —Maria Fontaine [1]

 Muy a menudo subestimamos el poder de una caricia, una sonrisa, una palabra bondadosa, de un rato en el que prestamos oído a alguien, de un elogio sincero o del más pequeño acto que manifieste interés por los demás, todo lo cual puede transformar una vida. Leo Buscaglia (1924-1998)

[1] Áncora Manifestar amor en la vida cotidiana

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