Para la cura de las heridas
Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien. (Génesis 50:20a)
Me di cuenta de que algunas personas sanan más rápido que otras. A veces, la gente guarda su dolor hasta que deviene en amargura. Dejan que los recuerdos tristes les empañen la mente y les quiten la alegría de vivir. Es como si siguieran golpeando ese moretón, lo que impide que sane.
Eso también me pasó a mí. Una vez le guardé rencor a alguien durante unas semanas, hasta que un amigo me aconsejó que lo dejara pasar y me pusiera a rezar por esa persona. Me dijo: «Si rezas por él, pronto verás que el resentimiento ha desaparecido». Seguí ese consejo, y así fue, tal cual.
Para la cura de las heridas; sin embargo está sujeta a una condición: tenemos que perdonar y olvidar, soltarlo. Cualesquiera que sean los males que nos sobrevengan, Dios puede hacer que redunden en nuestro bien si lo amamos, confiamos en Él y lo seguimos.
¡Vale tomar en cuenta que Dios mismo perdona y olvida! Hebreos 8:12 dice: «Perdonaré sus maldades y nunca más me acordaré de sus pecados». Este principio es la esencia del mensaje cristiano. Es lo que Dios hizo por nosotros cuando envió a Jesús a morir por nuestros pecados. Si queremos ser seguidores de Jesús, debemos recibir Su amor y Su perdón, y luego aprender a perdonar y olvidar, no solo por el bien de los demás, sino también por nuestro bien. —Rosane Pereira [1]
El perdón es una de las palabras más bellas del vocabulario humano. Cuánto dolor y consecuencias infelices podrían evitarse si todos aprendiéramos el significado de esta palabra. —Billy Graham
[1] Conéctate Perdonar y olvidar