Nuestro espíritu sigue adelante
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. (1 Corintios 13:12)
Muchos dicen que cuando traspasamos el umbral de la muerte se acaba todo, es el final. Pero se equivocan. El umbral de la muerte es la entrada a una nueva vida: La vida del otro lado del veloque separa esos dos mundos. Seguimos siendo nosotros mismos. Conservamos nuestra individualidad. No dejamos de vivir, madurar y aprender. Nuestro espíritu sigue adelante.
Cuando se nos llame a abandonar esta vida, cuando lleguemos a ese umbral, dejaremos atrás las cosas de esta vida: nuestro cuerpo terrenal, nuestros bienes materiales. Nos despojamos de esas cosas como quien se quita un atuendo.
Pero nuestro espíritu, que constituye la esencia de lo que somos, el verdadero yo y verdadero tú, traspasa ese velo y continúa. Nuestra experiencia y conocimientos —y sobre todo lo que hemos aprendido espiritualmente, lo relacionado con el amor, la bondad, y la verdad— nos los llevamos con nosotros y nos rinde beneficios por la eternidad. Por eso, este es el reto: ¿Aprenderemos y aplicaremos lo que esta vida nos enseña?
Jesús es la puerta al Cielo, y al entrar allí a través de Él, nuestra vida, tanto en este mundo como en el venidero, será más grandiosa que todo lo que nos hayamos podido imaginar. “Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?” (Juan 11:26) [1]
Como un niño que de repente deja de llorar cuando su madre lo estrecha entre sus brazos, así será el asimiento del cielo en nuestra alma. —Ravi Zacharias
[1] Áncora ¿Cómo es el Cielo?