No siempre de inmediato
Pero yo miraré al SEÑOR; esperaré en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará! (Miqueas 7:7 RVA-2015)
Para Año Nuevo, cuando tenía seis años, quería mudarme a las montañas. A partir de Navidad y hasta bien entrado enero, empecé a rezar fervientemente por el traslado de nuestra familia. Al principio, confiaba en que se produciría pronto, pero a medida que pasaban febrero y marzo, se hizo evidente que el traslado no era inminente. Con el tiempo superé la fijación infantil, pero la pregunta persistía en mi mente mucho más tiempo: ¿Por qué Dios no había respondido a mi oración?
Ahora me doy cuenta de que Dios siempre responde a nuestras oraciones, pero no siempre de inmediato ni de la manera que queremos o esperamos. A veces dice «sí», a veces dice «no», y a veces dice «espera».
Dios no contesta algunas oraciones de la manera que queremos o esperamos porque sabe que lo que pedimos no sería realmente bueno para nosotros o para otros. Otras veces, Dios puede haber respondido a nuestra oración, pero simplemente no nos gusta la forma en que lo hizo. Si ya sabemos exactamente lo que queremos y sólo le pedimos a Dios que nos lo proporcione, pero nuestro plan no es lo que Él sabe que es mejor, entonces es que Él está siendo lo más sabio y amoroso al retener nuestra petición.
¿Y qué hay de mí? En los años transcurridos desde que recé esa oración de niño, que no pareció materializarse, he disfrutado de muchos inviernos nevados en varios países y escenarios. En mi caso, resultó que la respuesta de Dios fue «Sí, en Mi tiempo». —Ronan Keane [1]
Puede que nunca sepa cuándo va a llegar una respuesta a la oración, pero sé que Dios nunca me fallará. —Suzanne Elizabeth Anderson
[1] (Inglés) Activated Why Not?