Ni nos imaginamos
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman. (1 Corintios 2:9 RVR1995)
Así pues, sabemos que el Señor nos tiene preparadas algunas maravillas que ni nos imaginamos, soñamos o esperamos.
Es alentador recordar que a pesar de las pruebas y dificultades de la Tierra y los sacrificios que hemos hecho en nuestra vida al servicio del Señor, Él tiene reservada una recompensa que hará que todo valga la pena.
Una vez nos dijo: «Cuando les devuelvo tanto que ya no les parece que fue un sacrificio, eso no es más que un uno por ciento de su recompensa. Prometo devolverles el ciento por ciento. ¡Así que todavía queda mucho más!»
Aunque los idiomas humanos terrenales y las limitaciones verbales no permiten describir la recompensa celestial que nos espera, pensar en nuestra corona de vida, en la recompensa que Él ha prometido, puede motivarnos y darnos la gracia para afrontar los desafíos que tenemos por delante.
El Señor los conoce mejor que nadie. Al fin y al cabo, es su Creador, y va a recompensar a cada uno con lo que más aprecie. María Fontaine [1]
A cambio de nuestra […] voluntad de aceptar la caridad de Dios, recibimos un reino. Y el reino de un mendigo es mejor que la falsa ilusión de un hombre orgulloso. —Donald Miller
[1] Áncora Las estrellas y los servidores