Me vienen a la memoria todas las promesas de Dios
Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? (Isaías 43:18-19 NVI)
Comienza un nuevo año, y no sabemos lo que nos aguarda. Pero hay algo que sí sabemos: que podemos dejar atrás el pasado con todas sus preocupaciones, inquietudes, dolores, pesares, errores y equivocaciones. No hay una sola acción que podamos deshacer, ni una sola palabra que podamos desdecir; pero si hemos entregado totalmente nuestra vida en las manos de Dios, Él es capaz de tornar este nuevo año en belleza y alegría.
Cuando pienso en el año que tenemos por delante, me vienen a la cabeza todas las promesas de Dios que podemos invocar y las maravillas que pueden suceder, pues esas promesas no fallan, permanecen inalterables, y son para cada uno de nosotros. Teniendo todas esas promesas a nuestra disposición, ¿por qué habríamos de volver sobre lo que ya dejó de ser y recorrer nuevamente «el camino del ayer»?
La Palabra de Dios dice: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús». En lugar de estar constantemente rememorando el pasado y sintiendo pesar por haber hecho esto y aquello, lamentándonos de cosas que no tienen arreglo, deberíamos recordar esta alentadora promesa: «Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana»
Que tengas un maravilloso año nuevo, y que Dios te bendiga a cada paso del camino. —Virginia Brandt Berg [1]
Oración: Querido Jesús, antes de que arranque el año, quiero pasar unos momentos contigo. Tu Palabra promete que «los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas» . Dame fuerzas para lo que sea que me depare este año. El rey David rezó: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí». Quiero tenerte en mi vida y en mi corazón, para que me guíes de día en día.
[1] Áncora Un desafío de año nuevo