Lo dejó escriturado

Pues este mundo no es nuestro hogar permanente; esperamos el hogar futuro. (Hebreos 13:14 NTV)

 Si te dijeran que tienes una espléndida casa nueva, ya comprada y pagada, ¿te lo creerías? ¿Y si encima estuviera escriturada a tu nombre? ¿No lo creerías entonces? No soñarías con el día en que te fueras a vivir en ella? ¿Y cómo crees que semejante novedad alteraría tu vida y tus prioridades entre tanto?
 Pues alguien sí te ha prometido una morada así —Jesús— y lo dejó escriturado. «En la casa de mi Padre muchas moradas hay. De otra manera, se los hubiera dicho. Voy, pues, a preparar lugar para ustedes”. (Juan 14:2)
 Ni la casa más lujosa te servirá de mucho si no gozas de buena salud y no tienes tiempo para disfrutarla. Pues Dios previó también eso. «Yo soy la resurrección y la vida» —prometió Jesús—. «El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás.» La oferta incluye vida eterna en un glorioso cuerpo nuevo, inmune a la enfermedad, las pestes o la muerte.
 Así como en esta vida las mejores cosas son las que se comparten, lo mismo sucede en la venidera. Te reencontrarás con tus seres queridos y amigos y disfrutarás de todo eso y mucho más. Son todos obsequios de tu Padre Celestial, a quien la Biblia describe como el espíritu mismo del amor. —Keith Phillips [1]

redimido de mis pecados y obtener la salvación. Te agradezco Tu promesa de vida eterna en unión contigo. Te invito a entrar en mi vida y te ruego que me enseñes a seguir Tus caminos y amar a los demás. Amén

[1] Conéctate Tu morada celestial

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