Escrita en su corazón
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza.» [...] Y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Génesis 1:26-27)
Este versículo nos revela que los seres humanos están hechos tomando como modelo a Dios. Dios es personal, y nosotros, al igual que Él, somos racionales, conscientes de nosotros mismos e inteligentes. Estamos dotados además de voluntad, emociones y conocimiento. Poseemos la facultad de pensar, razonar y aprender.
También tenemos una similitud moral con Dios. La Escritura enseña que cada ser humano lleva la ley de Dios «escrita en su corazón» Todo el mundo sabe distinguir intrínsecamente entre el bien y el mal, ya que cada uno es poseedor de una conciencia que lo acusa cuando hace lo malo. (Romanos 2:14-16)
No estamos facultados para decidir si debemos ajustarnos o no a los valores morales de Dios, puesto que Dios ya estableció ese parámetro cuando nos creó. Podemos decidir que no queremos atenernos a Sus principios, pero eso no quita que tenemos la obligación de hacerlo y que existen consecuencias en caso de actuar contrariamente a la ley moral de Dios.
Cuando cada uno tenga que rendir cuentas ante Dios al término de su vida, ninguno podrá aducir que ignoraba que asesinar, mentir, robar, etc. estuviera mal. Dios ha infundido en cada ser humano los principios elementales de la moral. —Peter Amsterdam [1]
Si queremos avanzar, debemos volver atrás y redescubrir esos preciosos valores: que toda la realidad depende de fundamentos morales y que toda la realidad tiene un control espiritual. —Martin Luther King Jr.
[1] Áncora Personalidad y racionalidad