Sin Temor
No nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio proprio. (2 Timoteo 1:7)
Las dos principales causas de temor y preocupación son el pasado y el futuro —remordimientos por el pasado o miedo al futuro— y la Palabra de Dios nos prohíbe preocuparnos por cualquiera de las dos cosas.
La preocupación es señal de temor y el temor no es fe. «El temor lleva en sí castigo», y la falta de fe puede ser a veces algo terrible y espantoso. En cambio la fe y la confianza en Dios producen una sensación de reposo físico, paz interior, contentamiento de corazón y bienestar espiritual.
La fe es lo que evita las preocupaciones. La fe es lo que aleja el temor. «No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en Mí». ¡El principio de la fe es el final de la preocupación! Cuando confías en el Señor sabes que Él velará por ti y que no tienes por qué preocuparte.
¡Por eso encomienda tus caminos, tu vida, tu mente, tus pensamientos y tu tiempo al único y sabio Dios, nuestro Salvador! «Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará» ¡Sus hombros son tan anchos como para llevar cualquier peso! —DBB
Por tanto, si el perfecto amor echa fuera el temor, nosotros que constituimos el pueblo de Dios debemos asegurarnos de no temerle a nada con que nos pueda agredir el mundo. Si Dios conoce el tiempo que pasaremos en la tierra… ¿qué hemos de temer los que amamos a Dios? ¡Nada! No solo eso, vale la pena regocijarnos cada día, pues el amor de Dios se está perfeccionando en nosotros. —Dr. D. Lance Waldie
[1] DBB Áncora Amor que echa fuera el temor