Útil para la instrucción de los cristianos

… llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y plena comprensión espiritual, para que anden como es digno del Señor a fin de agradarle en todo; de manera que produzcan fruto en toda buena obra y que crezcan en el conocimiento de Dios. (Colosenses 1:9,10 RVA-2015)

 Los cristianos entendemos que la Escritura nos enseña a vivir en afinidad con la Palabra de Dios. Esta suerte de toque de trompeta que se hace oír en este pasaje es un llamado a aplicar a nuestra vida el conocimiento que poseemos de la sabiduría y entendimiento divinos, y así dar fruto, ahondar en nuestro conocimiento de Dios y llevar una vida digna que sea de Su agrado.
Una vida que agrada a Dios consiste precisamente en comprender lo que Dios nos enseña a través de Su Palabra y aplicar esa enseñanza. Sin embargo, ¿cómo aplicamos las enseñanzas de la Biblia a nuestra vida cotidiana? ¿Cómo sabemos si nuestras preferencias están en sintonía con las Escrituras?
  Si bien los cristianos no están obligados a vivir conforme a la ley del Antiguo Testamento, los Diez Mandamientos proporcionan un marco para abordar las normas morales y éticas que atañen a los cristianos. Aunque la vida y muerte de Jesús cumplió la Ley del Antiguo Testamento, Pablo consideró que esta era útil para la instrucción de los cristianos. Aunque el Nuevo Testamento enseña que la Ley Mosaica se ha cumplido y que los cristianos no están obligados a seguir la Ley, también pregona que los principios inscritos dentro de los Diez Mandamientos sirven de instrumento didáctico para indicar qué conductas agradan a Dios y cuáles le desagradan. —Peter Amsterdam [1]

Los diez mandamientos y el sermón de la montaña contienen mi religión. —John Adams

[1] Áncora La antigua y la nueva alianza

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