Él se entregó a la oración
Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de Sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos" (Lucas 11:1 RVA1960)
La oración fue parte integral de la vida y el ministerio de Jesús. Los evangelios mencionan numerosas ocasiones en que Jesús oró. Enseñó a orar a Sus discípulos, que lo vieron orar, lo oyeron rezar por ellos y escucharon Sus consejos sobre la oración.
Antes de muchos de los acontecimientos, milagros y decisiones relevantes de la vida de Jesús, hasta el momento mismo de Su muerte, Él se entregó a la oración.
El hecho de que se preocupara de rezar y enseñara a Sus discípulos a hacerlo es señal de que la oración constituye una parte importante de la vida de un discípulo.
Jesús solía retirarse a solas para orar. Se apartaba de las multitudes y a veces de Sus seguidores más cercanos con el objeto de orar. También rezaba en presencia de Sus discípulos.
El ejemplo de Jesús en ese sentido tuvo un impacto innegable en los discípulos. Ello se hace evidente a lo largo del libro de los Hechos, el cual alude a menudo a las oraciones de los discípulos. —P. Amsterdam [1]
Nuestras oraciones pueden ser torpes. Nuestros intentos pueden ser débiles. Pero como el poder de la oración está en el que la escucha y no en el que la dice, nuestras oraciones hacen una diferencia. —Max Lucado
[1] Conéctate Año 18, número 7