El perdón es independiente de las circunstancias

Perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros». (Colosenses 3:13 RVR95)

 Cuando el dolor o el agravio han calado hondo, el perdón puede parecer humanamente imposible, absurdo o ilógico. De ahí que para hacer lo que en apariencia es humanamente imposible se requiera a veces un amor y una perspectiva sobrenaturales.
 El perdón es independiente de las circunstancias, la gravedad de la ofensa y la actitud de quien cometió el agravio. En presencia de algo aparentemente imperdonable, sé lo que cuesta creer que el perdón es el milagro que se necesita.
 Tienes el corazón abatido. Te parece que quizá nunca volverá a estar despreocupado y alegre, y te resulta muy difícil albergar esperanza o entender por qué pasó algo tan doloroso. Te cuesta imaginar que llegarás a superarlo. Las circunstancias han quedado alteradas para siempre, y el daño o la herida no se pueden reparar.
 Entiendo que en esas circunstancias te cueste aceptar que el remedio es el perdón, porque sabes que no alterará la situación ni volverá el tiempo atrás.
 Desde esa perspectiva, el perdón puede parecer un simple ejercicio de obediencia, que haces porque sabes que es tu obligación. Pero aunque al principio no sea más que un simple acto de obediencia, al dar ese paso te darás cuenta de que el perdón no solo obra en tu corazón y sana el dolor, la herida o el pesar, sino que también restablece la vida, la esperanza y la alegría. —Jesús [1]

 Perdonar es la forma más alta y hermosa de amor. A cambio, recibirás paz y felicidad incalculables. —Robert Muller

[1] Áncora El bálsamo del perdón

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