El crecimiento personal es fruto de una alianza
Y que el Señor nuestro Dios nos dé su aprobación y haga que nuestros esfuerzos prosperen. Sí, ¡haz que nuestros esfuerzos prosperen! (Salmos 90:17 NTV)
Esperas que Dios obre en ti una maravillosa transformación instantánea sin que tengas que poner nada de tu parte más allá de desear mejorar y rezar por ello? La cosa no es así. Dios hará por ti lo que solamente Él puede hacer, pero espera que tú hagas lo que está a tu alcance. Se necesitan ambas cosas. El crecimiento personal es fruto de una alianza.
Dios oyó tu oración. En el momento mismo en que rezaste Él puso la respuesta anhelada en el terreno de las posibilidades; pero ahora es preciso que tú la lleves a efecto y la hagas realidad. Debes conducirte como si ya se hubiera obrado en ti la transformación, aunque te sientas igual.
Si rezaste para tener una actitud menos negativa y criticona, por ejemplo, tienes que hacer un esfuerzo por ser optimista y buscar lo bueno en los demás. Dios te inspirará pensamientos positivos y te hablará a la conciencia cuando comiences a ponerte pesimista o a censurar a los demás; por otra parte, tú debes seguir Sus indicaciones y esforzarte por preferir lo bueno y rechazar lo malo. Desear ese cambio y orar por ello fue una decisión acertada. Sin embargo, ahora tienes que comportarte de esa manera una y otra vez hasta que te salga espontáneamente.
Una transformación interior es un proceso que requiere compromiso, tiempo, esfuerzo y paciencia, pero es una de las experiencias más gratificantes de la vida. [1]
Hay personas que viven en un mundo de sueños y otras que se enfrentan a la realidad; luego están las que transforman lo uno en lo otro. —Douglas H. Everett (1916-2002)
[1] Conectate Cómo se produce una transformación interior