Debíamos valorarlo tanto que…
El reino de los cielos es semejante a un comerciante que buscaba perlas finas. (Mateo 13:45 RVA-2015)
Una vez leí una crónica sobre un buscador de perlas indio que se negaba a que su amigo, un misionero extranjero, lo convenciera de que la salvación podía ser tan sencilla como aceptar que Jesús es el Salvador. Creía que necesariamente implicaba un sacrificio y un gran costo personal.
Lo que lo hizo cambiar de opinión fue cuando quiso regalarle al misionero una perla que le había costado la vida a su hijo, y este, en cambio le ofreció comprársela. Se ofendió por el hecho de que algo que consideraba inapreciable pudiera rebajarse a una transacción monetaria. El misionero aprovechó entonces aquella circunstancia para señalar que así como el perlero no podía vender la perla por ningún precio, Dios, a través de Su Hijo Jesús, solo puede ofrecer la salvación como un regalo, ya que para poder dárnosla le costó todo.
La narración me recordó la que contó Jesús sobre un buscador de tesoros que encontró una perla en venta tan preciosa que acabó vendiendo todas sus propiedades y posesiones para comprarla. Jesús dijo que aquello era una ilustración de lo que representa el reino de Dios para quienes quieren ser parte de él. No nos estaba instando a pagar por él; nos enseñaba más bien que debíamos valorarlo tanto que ninguna otra cosa pudiera comparársele.
Aunque nunca podremos pagar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros, merece la pena dedicar tiempo a reflexionar en cómo podemos demostrar nuestra gratitud amando a Dios y a los demás con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente y todas nuestras fuerzas —Simon Bishop [1]
La salvación y el amor de Cristo son un regalo. No te lo ganas. Tienes que recibir ese regalo. —Joel Osteen
[1] Conéctate El buscador de perlas