Idioma
Hay quienes hablan como dando estocadas de espada, pero la lengua de los sabios es medicina. (Proverbios 12:18 RVA2015)
Es muy cierto: son las palabras desconsideradas y dichas sin pensar que brotan de nuestros labios.
El verdadero problema no reside en la lengua, sino en el corazón. Las palabras son solo el medio por el que la calidad de nuestro corazón se da a conocer a otras personas.
Alguien dijo que del alma brota un hilo invisible y que muestra su cualidad a través de las palabras. No hay manera en el cielo o en la tierra de cambiar esa cualidad excepto cambiando el espíritu del que proceden las palabras. Debe haber un cambio de corazón.
Cristo es la única fuente de todo amor, amabilidad y dulzura. Si has lastimado algún corazón hoy, toma esta recomendación a pecho y ora al respecto. Pídele que entre en tu vida y la llene con Su Espíritu.
Cuando Él toma posesión de tu vida, también se adueña de tu lengua, y Sus palabras vivirán en ti. Entonces desaparecerá el espíritu de crítica, amargura y mordacidad. Entonces será Dios el que hable a través de ti, y tus palabras serán como las describió el apóstol: palabras «sazonadas con sal».—VBB [1]
«Dios nos ha dado dos oídos, pero una sola lengua, para mostrarnos que debemos ser prontos para oír, pero lentos para hablar. Dios ha puesto una doble valla ante la lengua, los dientes y los labios, para enseñarnos a ser cautelosos para no ofender con la lengua.»—Thomas Watson
[1] «Una lengua sin control» Áncora, octubre 25, 2018.