Las Promesas de Dios

Plenamente convencido de que Dios era también poderoso para hacer todo lo que había prometido. (Romanos 4:21 RVC)

Había una buena mujer que recibió la visita de un ministro de Dios. Mientras la señora se encontraba en la cocina preparando el té, el ministro tomó la Biblia de ella, que estaba muy gastada, y distraídamente empezó a hojear las páginas. Entonces, notó que en los márgenes aparecían de vez en cuando estas dos letras: P.C. Cuando regresó la señora con el té, el ministro comentó: —Tía, me encantó hojear su Biblia. ¿Qué significan esas letras que ha escrito en tantos sitios: P.C.? Vea, aquí también aparecen.

—Hermano —respondió ella, con el rostro iluminado de dicha—, eso quiere decir: probado y comprobado. En momentos de gran necesidad he tomado esas promesas y las he invocado como si fueran dirigidas a mí. Esas son las que he puesto a prueba y he comprobado que son verdad.

En efecto, son valiosísimas. Esa es exactamente la manera en que el Señor quiere que nos sirvamos de ellas. Desea que pongamos a prueba y nos sirvamos de Su Palabra en los momentos de necesidad. «Probadme ahora en esto, dice el Señor», hasta que con fuerza, fe y dulce confianza anotemos al margen de muchos versículos: «probado y comprobado».—VBB [1]

Recoge las riquezas de las promesas de Dios. Nadie podrá arrebatarte los textos de la Biblia que hayas aprendido de memoria.—Corrie Ten Boom

[1] «¡Confía en el Señor! ¡Siempre!» Áncora, octubre 31, 2019.

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