Aprender a conocer a Jesús

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)

 Aprender a conocer a Jesús a tal punto que nos sintamos seguros cuando nos toque dejar nuestras dificultades en Sus manos. Conocer de esa manera a Jesús es requisito indispensable de toda auténtica oración. En esto, justamente, consiste el aprendizaje que derivamos del espíritu de la oración.
 Es así como llegamos a conocer cada vez más profundamente a Jesús; nuestras oraciones se transforman en conversaciones serenas, confiadas y benditas con Él, nuestro mejor amigo, sobre las cosas que nos preocupan, ya sean nuestras propias necesidades o las de otros. Experimentamos una paz extraordinaria cuando ponemos nuestras dificultades, por grandes o pequeñas que sean, a cargo de Él, que no solo vela diligentemente por nuestro bienestar sino que además sabe lo que más nos conviene.
 Nuestros ratos de oración se convertirán en remanso para nosotros sobre todo cuando por fin caigamos en la cuenta de que al hablarlo con Él, ya habremos hecho todo lo que está en nuestras manos. De ese momento en más, se lo habremos encargado a Él. —Ole Hallesby [1]

 Ay, corazón mío, ¡no te agites!
Su amor todo revés y toda pena aliviará;
tú tan solo ama, ama y ama, y sigue amando,
no pierdas la calma, que todo se arreglará. —Edith Willis Linn

[1] Áncora Quédate quieto

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