Tus prioridades

En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan. (Salmos 9:10 NVI)

 La mejor forma de disipar las tensiones que nos embargan es tomarnos tiempo para orar y encomendarle nuestro trabajo al Señor.

 A medida que encomiendes al Señor tus caminos y tu trabajo, Él puede indicarte cuál debería ser el orden de importancia de las distintas tareas. Puede darte ideas de cómo hacer las cosas de forma más eficiente.

 El Señor puede ayudarte a evitar muchas de las complicaciones que te generan tensión al recordarte detalles que se te hayan olvidado o que hayas pasado por alto —o que incluso no tengas forma de saber—.

 Además, hará reflejar Su amor a través de ti, sea cual sea la tarea que tengas entre manos. No hay nada que se le acerque ni remotamente cuando se trata de aliviar la carga y alegrarles la vida a quienes nos rodean.

 Si aprendes a dejar que Jesús tome control de tu vida y tu trabajo, y en consecuencia, que lleve una parte mayor de la carga, descubrirás que todo se desenvuelve con más agilidad, con menos trabas, y con mayor eficiencia. ¡Podría transformar tu vida! —M. Fontaine [1]

 Nunca nos libraremos por completo del miedo y la preocupación. Lo decisivo es que, en medio de mis preocupaciones, puedo mirar a Dios y sentir dentro de mí al menos el deseo de confiar. —Anselm Grün

[1] M. Fontaine Áncora ¿Abrumado?

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