Confiar en Dios
Hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses 4:8,9)
Todos nos enfrentamos a pruebas, tribulaciones y dificultades, que a veces nos llevan a centrarnos en nuestro sufrimiento, nuestras preocupaciones, nuestros temores y la tristeza de la lucha.
La celebración consiste en reconocer que en toda vida hay temporadas de aprietos y también temporadas de alegría y felicidad.
Para nuestra fe es importante que nos regocijemos y celebremos la bondad de Dios para con nosotros y los demás, independientemente de la clase de temporada que estemos atravesando.
La decisión de centrar nuestros pensamientos en cosas que son excelentes, buenas y encomiables es un acto de la voluntad que requiere un esfuerzo deliberado; o sea, es una disciplina.
La decisión de confiar en Dios y no preocuparse, de creer que cuidará de nosotros y de actuar en consecuencia, también es un acto de la voluntad.
Se trata de hacer el esfuerzo de escoger una forma de pensar y de vivir que cuadre con lo que manda la Palabra de Dios y que a la larga conduzca a la alegría. —P. Amsterdam [1]
El valor no es tener la fuerza para seguir adelante; es seguir adelante cuando no se tiene la fuerza. —Theodore Roosevelt (1858–1919)
[1] P. Amsterdam Áncora La celebración