Embajadores

Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros. (2 Corintios 5:20 NBLA)

 Servimos al prójimo por nuestro amor a Jesús. Ese amor nos impulsa a servir a nuestros semejantes en Su nombre.

 Podemos ser Sus manos, con las que puede ayudar y tocar, la boca con la que puede decir la verdad y comunicar aliento y esperanza, los ojos con los que puede manifestar Su compasión, los pies con los que puede caminar junto a un alma cansada, y los brazos con los que puede ayudar a llevar su pesada carga.

 Hacemos todo eso por Él, para Él, porque procuramos hacer lo que Él haría si estuviera aquí.

 Jesús nos ha confiado la misión de transmitir a nuestros semejantes, a los que conviven hoy con nosotros en este planeta, Su amor personal, incondicional y abarcador. Esforcémonos, entonces, todo lo posible, ¿de acuerdo?

 Seamos como Jesús. Amemos como Jesús. Abramos nuestro corazón a los demás como representantes de Jesús. Seamos conductos despejados por los que Dios pueda sanar y salvar a este mundo de personas necesitadas y quebrantadas. —P. Amsterdam [1]

 En cada ser humano veo a Jesús. Me digo: «Este Jesús tiene hambre; tengo que darle de comer. Este Jesús está enfermo, tiene lepra o gangrena; tengo que lavarlo y atenderlo. Sirvo a los demás por amor a Jesús».  —Madre Teresa

[1] P. Amsterdam Áncora Vivir por amor al Señor

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